A la atención del Sr. Director de EL DIARIO MONTAÑES:
Existen poderosas razones para acudir el próximo sábado a la manifestación contra la contaminación en Torrelavega. Es más, hay muchos motivos para manifestarse contra las políticas municipales o la ausencia de las mismas en el terreno ambiental, especialmente en los temas con vinculación directa con la salud pública.
Torrelavega cuenta con una clase política que, salvo honrosas excepciones, no tiene los arrestos, ni el sentido de la responsabilidad, ni la inteligencia política suficiente, para apoyar y apoyarse en las justas e importantes demandas de técnicos, grupos sociales y ONGs, para elaborar planes de actuación y liderar la presión necesaria a los gobiernos regional y nacional con el fin de elevar la calidad de vida en la comarca.
Esto conforma una lastimosa realidad, en la que la ciudad no progresa, sino que sobrevive a los tiempos, lastrada por la incapacidad, la apatía y el apoltronamiento del gobierno local.
Un gobierno sumido en la pasividad en ámbitos tan importantes crea perjuicios más allá de perpetuar los problemas por ausencia de soluciones. De entrada rebaja necesariamente el grado de ambición de las demandas sociales. Por ejemplo, mientras en otros lugares se están pidiendo autobuses propulsados con hidrógeno y paradas de bus con indicadores del tiempo real que falta para que llegue el autobús, aquí estamos pidiendo que haya un servicio de transporte colectivo.
Cuando en algunos lugares se está pidiendo la clausura de las actividades más contaminantes, aquí nos tenemos que conformar con pedir que no aumente el número de éstas. Es decir, en vez de gastar todas las energías en mejorar, tenemos que gastar una buena parte en evitar que se empeore.
Los burócratas políticos, sin ganas ni compromiso como los que aquí padecemos, apartan a la sociedad de la cosa pública y desgastan hasta el hartazgo a los movimientos sociales.
En Torrelavega, por desgracia, la situación ambiental está tan degradada que la Coordinadora y Plataformas antitérmicas se han visto enriquecidas por las constataciones de vinculación entre emisiones contaminantes y salud de la población, como el estudio epidemiológico, que sitúa a esta Comarca muy por encima del resto de Cantabria en ingresos hospitalarios por problemas respiratorios. También las aportaciones que están haciendo a este respecto los profesionales sanitarios son muy relevantes.
Aún así, la actitud de la alcaldesa sobre la central térmica de Viesgo en Solvay es muy esclarecedora, ya que llegó a afirmar: “Esa térmica no tiene nada que ver con Torrelavega, porque estará en el municipio de Polanco”. ¿De verdad piensa que los gases contaminantes distinguen los límites del territorio municipal? ¿De verdad piensa esta señora que los gases contaminantes que emitirá esa central no influirán a Torrelavega, cuyo limite territorial se encuentra a menos de 300 metros del emplazamiento elegido para la central? ¿De verdad desconoce la situación crítica de la calidad del aire que respiramos en esta ciudad?
Esta actitud incompetente se extiende al resto de temas ambientales de la comarca: determinar la ubicación de la estación de autobuses en un lugar nefasto para la movilidad urbana, la cual cuenta con informes contrarios de los técnicos municipales; no tener ningún interés en elaborar un plan de movilidad urbana; falta de liderazgo para patronear la solución a los vertidos industriales al río; pasividad para solucionar la comunicación peatonal entre Ganzo y Torrelavega; las mercancías peligrosas en Tanos; las líneas de alta tensión; las antenas de telefonía móvil….
Puede ser puro clientelismo con los magnates industriales, del hormigón o la energía. Puede ser también incapacidad involuntaria, o quizá todo a la vez, pero de lo que no cabe ninguna duda, es que se trata de una flagrante indefensión de la ciudadanía, que ven mermadas sus condiciones de salubridad y calidad de vida, contra lo que no podemos ni debemos quedar impasibles.
José Antonio Pelayo
Ecologistas en Acción Cantabria
Existen poderosas razones para acudir el próximo sábado a la manifestación contra la contaminación en Torrelavega. Es más, hay muchos motivos para manifestarse contra las políticas municipales o la ausencia de las mismas en el terreno ambiental, especialmente en los temas con vinculación directa con la salud pública.
Torrelavega cuenta con una clase política que, salvo honrosas excepciones, no tiene los arrestos, ni el sentido de la responsabilidad, ni la inteligencia política suficiente, para apoyar y apoyarse en las justas e importantes demandas de técnicos, grupos sociales y ONGs, para elaborar planes de actuación y liderar la presión necesaria a los gobiernos regional y nacional con el fin de elevar la calidad de vida en la comarca.
Esto conforma una lastimosa realidad, en la que la ciudad no progresa, sino que sobrevive a los tiempos, lastrada por la incapacidad, la apatía y el apoltronamiento del gobierno local.
Un gobierno sumido en la pasividad en ámbitos tan importantes crea perjuicios más allá de perpetuar los problemas por ausencia de soluciones. De entrada rebaja necesariamente el grado de ambición de las demandas sociales. Por ejemplo, mientras en otros lugares se están pidiendo autobuses propulsados con hidrógeno y paradas de bus con indicadores del tiempo real que falta para que llegue el autobús, aquí estamos pidiendo que haya un servicio de transporte colectivo.
Cuando en algunos lugares se está pidiendo la clausura de las actividades más contaminantes, aquí nos tenemos que conformar con pedir que no aumente el número de éstas. Es decir, en vez de gastar todas las energías en mejorar, tenemos que gastar una buena parte en evitar que se empeore.
Los burócratas políticos, sin ganas ni compromiso como los que aquí padecemos, apartan a la sociedad de la cosa pública y desgastan hasta el hartazgo a los movimientos sociales.
En Torrelavega, por desgracia, la situación ambiental está tan degradada que la Coordinadora y Plataformas antitérmicas se han visto enriquecidas por las constataciones de vinculación entre emisiones contaminantes y salud de la población, como el estudio epidemiológico, que sitúa a esta Comarca muy por encima del resto de Cantabria en ingresos hospitalarios por problemas respiratorios. También las aportaciones que están haciendo a este respecto los profesionales sanitarios son muy relevantes.
Aún así, la actitud de la alcaldesa sobre la central térmica de Viesgo en Solvay es muy esclarecedora, ya que llegó a afirmar: “Esa térmica no tiene nada que ver con Torrelavega, porque estará en el municipio de Polanco”. ¿De verdad piensa que los gases contaminantes distinguen los límites del territorio municipal? ¿De verdad piensa esta señora que los gases contaminantes que emitirá esa central no influirán a Torrelavega, cuyo limite territorial se encuentra a menos de 300 metros del emplazamiento elegido para la central? ¿De verdad desconoce la situación crítica de la calidad del aire que respiramos en esta ciudad?
Esta actitud incompetente se extiende al resto de temas ambientales de la comarca: determinar la ubicación de la estación de autobuses en un lugar nefasto para la movilidad urbana, la cual cuenta con informes contrarios de los técnicos municipales; no tener ningún interés en elaborar un plan de movilidad urbana; falta de liderazgo para patronear la solución a los vertidos industriales al río; pasividad para solucionar la comunicación peatonal entre Ganzo y Torrelavega; las mercancías peligrosas en Tanos; las líneas de alta tensión; las antenas de telefonía móvil….
Puede ser puro clientelismo con los magnates industriales, del hormigón o la energía. Puede ser también incapacidad involuntaria, o quizá todo a la vez, pero de lo que no cabe ninguna duda, es que se trata de una flagrante indefensión de la ciudadanía, que ven mermadas sus condiciones de salubridad y calidad de vida, contra lo que no podemos ni debemos quedar impasibles.
José Antonio Pelayo
Ecologistas en Acción Cantabria
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